Es bien sabido que al fondo de los cenotes se encuentran un sin fin de objetos de las antiguas culturas, pero ¿te imaginas encontrar un fósil humano?
Uno de los cenotes más sorprendentes de la Riviera Maya es el cenote Chan Hol. Se ha vuelto muy popular en los últimos años por sus aguas cristalinas y algunos hallazgos impresionantes que se hicieron en sus cavernas.
Este precioso cenote se encuentra a aproximadamente 40 minutos por carretera desde Tulum. Una de sus principales características es que los buzos más experimentados pueden sumergirse en sus cuevas antiguas con estalactitas y estalagmitas. Por otro lado, es uno de los más transparentes y limpios, por lo que el agua es tan transparente y nítida que parece no haber agua.
Asimismo, por algunos de sus laberintos se vive el fenómeno de la haloclina, se trata de una abrupta alteración en la salinidad del agua, dando como resultado variaciones de flotabilidad y efectos visuales increíbles. Por si fuera poco, este cenote es sólo la punta del iceberg a un sistema de cuevas más amplio, impresionante y complejo.
Los descubrimientos más extraños del cenote Chan Hol
Es bien sabido que en el interior de los cenotes ha sido recolectada información y objetos que nos remontan a la forma en que vivían los antiguos mayas. Sin embargo, ¿imaginas encontrar un esqueleto?
En 2010, un grupo de especialistas mexicanos se sumergieron en las profundidades de una cueva cercana a Tulum y sacaron un esqueleto que se descubrió desde 2006. Este hombre, al que vacunaron como Chan Hol, vivió en la Era de Hielo, hace más de 10 mil años.
Tal vez te preguntes cómo el esqueleto pudo permanecer ahí durante tanto tiempo. Gracias a las investigaciones sabemos que durante la Era de Hielo las cavernas estaban completamente secas y los investigadores suponen que el joven fue depositado como parte de un rito funerario. Después los polos se descongelan ocasionando la elevación del mar unos 150 mts.
El esqueleto robado más antiguo de América
Eso no es todo, años más tarde, las autoridades mexicanas se enfrentarían a una tarea inusual: debían encontrar un esqueleto prehistórico que fue extraído del mismo cenote donde encontraron a Chan Hol, sólo que en otra cueva a mayor profundidad.
Antes del saqueo, el científico Jerónimo Avilés Olguín, vio los restos óseos en el Facebook de un espeleobuzo extranjero a quien le pidió que lo llevara al lugar donde los encontró y este se negó. Pero meses más tarde, otros investigadores dieron con la ubicación del esqueleto y lo reportaron al científico.
Jerónimo Avilés reportó la existencia de este esqueleto, pero unos días después, cuando otro equipo de espeleobuzos entró a la cueva para fotografiar el hallazgo, ya no estaba. La pregunta es, ¿quién se lo llevó? Lo único que se sabe es que quien lo hizo no fue una persona común y corriente, tuvo que ser alguien con las herramientas y las habilidades para llegar a esa cueva super profunda.
Un equipo de trabajo del científico Jerónimo Avilés, fue a rescatar lo que quedaba del esqueleto, específicamente cuatro dientes, dos oídos internos, una rótulo y varios falanges, en total 155 fragmentos óseos. Otra cosa curiosa es que a Chan Ho II (como le nombraron) le creció una estalagmita en un hueso de la cadera y el saqueador no pudo llevárselo porque estaba completamente atrapado. El equipo de trabajo logró sacar los restos con ayuda de un cincel y un mazo.
Estos descubrimientos revolucionaron la llegada de los hombres a la teoría que todos conocemos es que el Homo Sapiens llegó a América desde Asia cruzando por el estrecho de Bering hace unos 13 mil años. Aunque esta teoría se contradice con los restos encontrados en las cuevas de la península de Yucatán, ya que las evidencias apuntaban a que los primeros pobladores llegaron al continente hace unos 15 o 17 mil años.
En la actualidad ya no es muy aceptada la idea de que el humano llegó al continente americano hace unos 13 mil años en una sola ola migratoria. Los científicos creen que de hecho hubo varias migraciones y una vez en América, los humanos se fueron dispersando a diferentes regiones.
No hay que olvidar que parte de las tradiciones de los antiguos mayas era hacer ofrendas a los cenotes, ya que los consideraban un portal al mundo de los muertos. En varias investigaciones se han encontrado materiales como objetos de cerámica, piedras color turquesa, metales e incluso objetos de madera, pero ¿un esqueleto con una antigüedad de más de 10 mil años?