La adopción del home office y la escuela en línea por la pandemia del COVID-19 han impulsado la demanda de vivienda vacacional en el país, lo que anticipa una recuperación para este tipo de residencias que el año pasado registraron una caída de 16 por ciento en ventas, según estimaciones de expertos.
Gene Towle, CEO de la consultora Softec anticipó que para este año se calcula que se venderán alrededor de 9 mil 806 unidades en zonas turísticas como Tulum, Cancún, Vallarta, Mazatlán, Cuernavaca y Los Cabos, luego de que compradores, nacionales y extranjeros, han comenzado a demandar inmuebles vacacionales para descansar de la pandemia.
“Mucha gente en Cancún está viendo la parte de inversión en Airbnb para poder rentar sus propiedades, quieren invertir donde haya más flujo para cuando se abra la economía otra vez”, agregó.
Advirtió que, en San Miguel de Allende, Tulum, Mérida y Mazatlán, esta situación ha movido la compra de propiedades con valor desde 2 y 4 millones de pesos en los últimos meses.
El año pasado el mercado de vivienda vacacional alcanzó un valor de 54 mil millones de pesos, 12.7 por ciento menos que en 2019, a causa de la pandemia. Para este año, según estimaciones de Softec, el mercado alcanzaría un valor de 49.5 mil millones de pesos, es decir 8.3 por ciento menos que en 2020.
México, atractivo para Airbnb
Mendoza agregó que, tras las restricciones en países como Estados Unidos para Airbnb, muchos inversionistas han encontrado en México la oportunidad de invertir en nuevas propiedades de descanso o estancias cortas.
“En Estados Unidos en Airbnb ya están poniendo más restricciones donde están forzando al inversionista a liquidar sus propiedades de inversión vacacionales. La gente está diciendo ‘tenemos un buen producto para rentar como Airbnb, ¿dónde podemos ir con menos restricciones?’, y claro en México hay menos restricciones en esas áreas de la playa”, dijo.
En México el porcentaje de noches reservadas en pequeñas comunidades a través de Airbnb se ha duplicado o casi triplicado desde el verano de 2019 al verano de 2021, pasando del 10 por ciento al 25 por ciento, dijo la empresa de hospedaje.
“Los espacios con capacidad de 5 o más personas representaron el 37 por ciento de las noches de verano en 2019 y ahora, representan el 59 por ciento”, detalló Airbnb.
Andrés Barrios, Fundador y CEO de la inmobiliaria Ancana, empresa dedicada al financiamiento de viviendas vacacionales a través de fracciones de participación entre inversionistas y desarrolladoras, dijo que en los últimos meses la compañía ha logrado crecer debido al impulso de la actividad turística y del interés de la gente por invertir tras el confinamiento.
“La percepción de la pandemia en casas vacacionales no fue tan afectada como para las casas en las ciudades, los departamentos vacacionales estaban en una ocupación que no habíamos visto en mucho tiempo y eso ayudó a que mucho del inventario en zonas turísticas se mantuviera la absorción”, dijo.
Asimismo, la venta de lotes y terrenos residenciales para la construcción de viviendas vacacionales, Airbnb y casas de retiro principalmente en el sureste, también ha ido al alza, aseguró Ricardo Lara, director Comercial de la firma Eme Dos, impulsados por el interés de jóvenes compradores que buscan hacer negocio con estas propiedades.
“La ola de las aplicaciones para renta se volvió un nicho nuevo de mercado, la gente que quiere comprar uno o dos terrenos, hacer una construcción y rentarla por la cercanía a las playas, para gente de todas partes que no necesita una vivienda fija y busca rentar por temporadas alguna casa”, dijo.
Eusebio Gómez, CSO de la pltaforma de arrendamiento de inmuebles Homie, alertó que la tendencia del año pasado de migración, que favoreció al arrendamiento de viviendas en mercados secundarios, turísticos o fuera de la ciudad, podría revertirse con la reapertura de oficinas y la recuperación de fuentes de empleo, aunque reconoció que esto no será rápido.