Cuando observas una Silla Acapulco con rapidez te transportas a esos corredores custodiados por columnas inmensas, siempre en dirección al horizonte y normalmente colocados en pareja para contemplar el hermoso atardecer. La Silla Acapulco se adelantó a su tiempo y es de esas estructuras emblemáticas creadas en los años 50 que no pueden faltar en cualquier espacio tropical, neutro y sofisticado.
Puede que la estructura sea la misma, pero con tan sólo cambiar el color esta silla puede transportarte desde Los Cabos hasta los 7 siete colores en las aguas turquesas de Bacalar.
En Yucatán, específicamente en San Antonio Chel -Municipio de Hunucmá, Yucatán- podemos encontrar una red de artesanos que se dedican a realizar este mobiliario y mucho más. Este proyecto Liderado por Fernando Rivadeneira, joven que comenzó hace tres años rodeado por la brisa caribeña, el henequén y el amor que le inculcaron sus padres por la cultura yucateca.
Esa pasión lo llevo a crear una marca que no sólo se enfocaba en embellecer espacios y desarrollar su creatividad, al mismo tiempo se encargó de reunir a un grupo de artesanos de su localidad para potenciar su habilidad y difundir al mundo su gran labor. Así que, cuando adquieres un mobiliario de La Sillería, no sólo compras una estructura para decorar tu espacio, también obtienes un producto que fue creado dentro de la cosmología de quién la diseño: cada color, cada hilo que fue colocado poco a poco, cada ensamble de la herrería y sobre todo el sentimiento que se impregno al momento de realizar estas obras de arte. Estas sillas están hechas a mano y requieren una cantidad increíble de horas para crear una sola pieza. La artesanía de México consiste en algo muy complejo y bello, es la condena de todo producto artesanal que lo vuelve tan único y codiciado.
Hoy en día este mobiliario es muy popular por su capacidad de proporcionar un toque retro y minimalista a la decoración de los espacios. A decir verdad, pocos muebles son tan versátiles: puede colocarse en el interior de hogares, terrazas abiertas, a la orilla de una alberca, en la playa, restaurantes, bares… la lista es interminable.
Otro dato importante es que el material para crear todo el mobiliario se constituye de hilo PET, un proceso fantástico y amigable con el medio ambiente.
Antes de conocer la labor que realizan Fernando Rivadeneyra y compañía, recuerdo capturar algunas fotos con mi abuela y mi madre en Bacalar. Mientras yo disfrutaba de la laguna, ellas me observaban a lo lejos sentadas en estas sillas. Ahora me entero que ese mobiliario se le había otorgado el nombre de la Laguna de los siete colores.
En La Sillería, no sólo encontraras sillas Acapulco, también hermosos modelos de lámparas, periqueras, mesas auxiliares, camastros, columpios y más.